Aún tengo presente en mi memoria que entre los amigos discutíamos acerca de la carrera que seguiríamos en la universidad. El problema era que algunos amigos no tenían opción pues sus padres les habían escogido su profesión, otros analizaban que profesión les produciría más dinero, otros deseaban poder continuar estudiando, pero no tenían posibilidades, otros, ya no querían estudiar, pero sus padres ya les habían matriculado. otros estaban completamente perdidos. En resultado, todos estaban en un mundo de confusión y angustia. Obviamente, la angustia era más latente para aquellos a quienes sus padres les imponían su profesión o les obligaban a continuar estudiando en contra de su voluntad.
En mi caso, Yo tenía en mente el tipo de profesional que quería ser cuando culmine mi universidad; sin embargo, no sabía si eso me traería satisfacción.
Recuerdo que un día durante una clase de química, uno de mis compañeros pregunto al maestro acerca de por qué él había elegido ser Doctor (medico) y si él era feliz ejerciendo su profesión. El maestro dejo a un lado la clase de química y respondió:
“Mi abuelo era un doctor muy prestigioso y respetado; por lo tanto, quería que sus dos hijos siguieran su misma profesión y obviamente les envió a la escuela de medicina. Cuando se graduaron, los nuevos doctores comenzaron a trabajar en el consultorio de mi abuelo. El tiempo pasó y aunque ganaban mucho dinero, el primer hijo se convirtió en alcohólico y mi padre se mudó a otra ciudad a trabajar en una mecánica.
Le pregunté a mi padre porque hizo eso si como médico ganaba mucho dinero y nunca se ensuciaba su ropa ni sus manos. Él me contestó que su hermano se dedicó al alcohol porque era muy infeliz como médico y él no quiso caer en ese error, por ese motivo huyó buscando su felicidad y así hacer lo que a él siempre le gusto (mecánico de autos).
Cuando llegó mi momento de escoger mi carrera le pregunté a mi padre «¿qué debería estudiar?» Él me dijo: «Lo que te haga feliz, lo que llene tu vida de entusiasmo, dedicación y pasión porque si algo te apasiona te dedicaras a eso y lo harás bien y te sentirás satisfecho y serás feliz y siendo feliz podrás dar felicidad a los que te rodean y contagiarlos con tu energía y entusiasmo».
Hace 8 años mi hijo me dijo «Papá quiero que no te enojes, pero yo no voy a estudiar medicina.» Le dije que no se preocupara por eso, que estudie lo que él quisiera y lo que a él le apasionara. 4 años después, él se graduó de mecánico y cuando le visito en su taller no me molesta que sus manos negras y grasosas ensucien mi ropa porque yo sé que él es feliz haciendo lo que le llena de satisfacción.
Yo pienso que si una persona elige una profesión por el dinero que esa profesión le pueda producir o por algo diferente a satisfacción y pasión. Esa carrera le terminara trayendo desdicha y dolor. Siempre elijan la carrera que les apasione y les llene de agrado. Claro está que uno tiene que ver si tiene las cualidades o habilidades para ejercer dicho oficio.